Fotos: Gentileza Norma también
Una piba, estudiante, feminista, que poco y nada sabe de la figura de Norma Pla, empieza a rastrear las huellas de su legado. Las cámaras registran esa búsqueda mientras se alterna con imperdibles imágenes de archivo de esa heroína combativa de los ´90 luchando en lugares. Poniendo el cuerpo, siempre. Como un guiño del destino, en el transitar del rodaje de ese encuentro generacional irrumpe este presente mileísta que elige como blanco principal a las y los jubilados. Resurgen las marchas de los miércoles y emerge, tal vez como nunca, el ejemplo de Norma Pla como bandera. En este déjà vu recargado de los ´90, el documental “Norma también” parece haber llegado en el momento más oportuno.
Natalia Vinelli, realizadora y docente de comunicación, conoció a Norma Pla durante el menemato y está cumpliendo su largo sueño de llevarla a la pantalla grande. La codirectora de la película (junto a Alejandra Guzzo, de Cine Insurgente) nos cuenta en esta charla el trasfondo del proyecto y el significado que cobra este símbolo de los ‘90 para el rescate de la memoria histórica y como fuente de inspiración para las resistencias actuales.
– ¿Por qué un documental sobre Norma Pla? ¿Cómo surgió la idea?
– A Norma Pla la conocí en los ´90 en las marchas en defensa de la educación pública. Me quedé impactada y fascinada con su figura y siempre fue una tarea pendiente hacer una película sobre ella. En 2009, con Barricada TV hicimos un corto que se llamó “450! Norma Pla y la lucha de los jubilados en los 90” y finalmente en 2021, con Alejandra Guzzo, empezamos a recuperar el material para cumplir el sueño del documental.
A partir de esa idea reenfocamos el trabajo y nos planteamos como objetivo más importante que la película conecte y dialogue con las nuevas generaciones.

– Para ese diálogo intergeneracional apostaron al protagónico de Sol Verónica Gui, una joven estudiante feminista. ¿Cómo se dio ese proceso?
– Sí, Solve es la que va enhebrando la película, va investigando quién era Norma Plá. Buscábamos una forma de vincular la década de los 90 con la actualidad, porque hoy la figura de Norma Pla está emergiendo pero cuando empezamos con el proyecto no había una mirada de los ´90. Aparecía el 2001 como una especie de punto cero de la política, como si antes no hubiera habido nada. Como decía Rodolfo Walsh, las clases dominantes procuran que las clases populares no tengan historia para tener que empezar siempre de cero y perder la experiencia acumulada. Entonces nos importaba ir a buscar esos ´90 como insumo para pensar el presente. Y en ese diálogo entre el pasado y el presente entendíamos que ese vínculo, esa conexión, la tenían que hacer las juventudes. Y que no era posible pensar a Norma Pla sin atender a los cambios que había producido la emergencia de los feminismos como sujetos de acción, de movilización y de presión.
Entonces nos empezamos a preguntar por qué Norma Pla no aparecía entre el marco de las referencias y las reflexiones de los feminismos, que es la pregunta que motiva a que Solve y sus compañeras empezaran a acercarse a la figura de Norma Pla. Y lo interesante es que ellas, en ese primer momento del rodaje, no la conocían, tenían una referencia muy lejana de ella.
Y lo que vamos registrando con la película es, justamente, ese proceso de encuentro con la figura de Norma Pla. Y después de ese descubrimiento que se va haciendo en la película va sucediendo lo mismo en la realidad, porque en el medio cambió el contexto: asume Milei, los jubilados vuelven a protestar los miércoles y a ser reprimidos constantemente, y la figura de Norma Pla empieza a emerger.

– ¿Por qué pensás que no ha tenido el reconocimiento que merece en las organizaciones del campo popular?
– Efectivamente nuestra pregunta tenía que ver con que Norma Pla no aparecía entre las referencias del movimiento popular. Eso tiene que ver con la lectura sobre ella en la memoria de muchos que fueron contemporáneos y que les resultaba una figura muy disruptiva, que conectó con una parte de la juventud que se movilizaba en los ´90 pero con otros sectores de la política tironeaba. Norma Pla no se preocupaba únicamente por las demandas específicas de los jubilados, que eran el punto central de su reclamo, se encontraba también con los despedidos de las empresas privatizadas, con los estudiantes que luchaban, viajaba a Jujuy a encontrarse con el Perro Santillán, fue a Paraná en el ´94 a discutir la reforma constitucional que permitía la reelección de Carlos Menem. Es decir, era una mujer que entendía que había que unir las luchas.
Era una figura muy potente, muy disruptiva, que iba a tirar una valla, que habilitaba a tirar piedras, y eso generaba también cierto resquemor para una forma de hacer política más tradicional, lo que hizo que durante mucho tiempo quedara olvidada, no por todos por supuesto, pero sin el lugar que muchas creemos que merece tener entre nuestras heroínas.
Muchas veces en reuniones de organizaciones populares cuando planteábamos la reivindicación de Norma Pla era una discusión que costaba, nadie decía que no pero tampoco decían que sí.
Efectivamente hoy está recibiendo esa reivindicación que en realidad sí tuvo en su época pero no después. En su momento estaba siempre rodeada de cariño, cuando ves las imágenes del sepelio y de cómo la gente la acompañaba en el transcurso de su enfermedad se nota lo que significaba. En esa militancia que la acompañó y en todos esos viejos y viejas que la querían sí había una reivindicación.
Y eso hoy vuelve de la mano de los nuevos viejos y viejas que hoy la volvieron a traer en las protestas frente al Congreso. Justamente en este nuevo contexto, que es diferente pero también parecido a los 90, hace que la figura de Norma Pla emerja y qué mejor homenaje que sean los mismos sectores en la calle peleando quienes encuentren en ella una inspiración y una línea a seguir. Creo que la reivindicación se la construyó ella misma con su propia práctica que vuelve a emerger hoy.

– Volviendo a su vínculo, o más bien su no vínculo, con los feminismos de su época, ¿creés que también ahí está recibiendo el reconocimiento que no tuvo en su momento?
– Es cierto, Norma Pla no tuvo vínculo con los feminismos de la época. En la película, Mónica Tarducci, una feminista histórica, plantea que quizás en retrospectiva es una pena que el movimiento feminista no se haya ido encontrar con Norma Pla. Pero lo plantea en el sentido de la dificultad de ponerle una etiqueta de feminista a alguien con la mirada de hoy, poniendo también el acento en lo que Norma Pla representa para los feminismos justamente en su forma de ocupación del espacio público. No hubo un vínculo, pero creo que hoy sí por fin está recibiendo ese reconocimiento tan merecido y necesario.
¿Qué enseñanzas nos deja su figura para pensar las luchas actuales?
– La enseñanza más importante es que era una mujer que no daba vueltas, que tenía la capacidad de medir al enemigo, que escuchó cuando Menem dijo “ramal que para, ramal que cierra” y que entendió que había que sacar los pies del plato. En los ´90 decíamos la frase “romper el espejismo neoliberal a los piedrazos”. En un contexto donde todavía las mieles del neoliberalismo estaban presentes, Norma Pla rompe ese espejismo, y a los piedrazos.
Ahí es donde hay que mirar a Norma Pla, en ese método de lucha, en esa forma de recuperar el espacio público y, sobre todo, en la necesidad de comparar ese pasado con este presente, entendiendo también cuánto hubo de avance y cuánto de retroceso. Hay también muchas discusiones sobre los métodos de lucha que también tenemos que dar y creo que el documental y la figura de Norma Pla habilitan a que podamos dar esa discusión en profundidad.
