El próximo lunes, en la Universidad Provincial de Córdoba, se hará el 2° Congreso Nacional Niñeces y Juventudes Trans. El encuentro es organizado por la Asociación Civil La Casita Trans, un espacio de construcción con casi 10 años de trabajo de acompañamiento a niñeces, adolescencias y juventudes trans junto a sus familias. Si bien, en las últimas semanas, su funcionamiento estuvo en riesgo por el hostigamiento de grupos antiderechos, la organización redobló la apuesta y demostró que las infancias y juventudes trans cuentan con una gran red de apoyo.
El Congreso se lleva adelante con la idea de visibilizar las identidades diversas y pensar sus existencias desde una mirada de derechos. Derechos que es necesario que se respeten y se cumplan.
En la previa del encuentro, la Asociación manifestó una “profunda preocupación ante las acciones de hostigamiento y persecución que distintos grupos antiderechos vienen realizando”. Y por eso conversamos con algunas personas cercanas a la Casita Trans para responder a la pregunta: ¿Quiénes quieren boicotear el Congreso? Sin embargo, a días de su comienzo, el cupo de inscripciones se llenó y más de 500 personas están en lista de espera.
Sabemos que se realizará en un contexto en el que la avanzada de los sectores conservadores está ocupando un lugar preponderante, no solo a nivel discursivo sino con acciones de violencia concreta. En este sentido, la abogada de la asociación, Laura Britos, nos contó: “La situación de hostigamiento empezó con un grupo de pastores evangélicos de una iglesia que tiene sus candidatos y sus vínculos con la política. Son espacios de La Libertad Avanza y de Encuentro Vecinal. La agenda de estos espacios es marcadamente antiderechos, y también tienen experiencia en batallar en la justicia con esta agenda. Se están aliando con grupos que hablan de las falsas denuncias de violencia de género y tratando de instalar todo esto en la opinión pública”.

En la misma línea, la Casita remarca en su comunicado que “con una crueldad sin precedentes hacia la población trans, en particular hacia las niñeces y adolescencias, pastores evangélicos, iglesias, legisladores, políticos y seguidores nos atacan utilizando redes sociales para propagar mentiras, fake news y otros discursos de odio, circulando incluso imágenes de niñas, niños y adolescentes reales que participan en nuestra organización. Algunos cursan sus estudios secundarios en colegio pre universitario o en facultades de la Universidad Nacional de Córdoba, ámbito que el año pasado alojó el mismo congreso en su primera edición”.
Respecto a las acciones y estrategias judiciales, Britos relata cuáles fueron las medidas que comenzaron a tomar para denunciar esta persecución: “Pedimos una medida de resguardo en el fuero de violencia para que, a través de una cautelar, no tuvieran que nombrar a la asociación. Estábamos viendo que el logo estaba siendo utilizado para decir ´degenerados´, ´pervertidos´. Entonces pedimos que no pudieran nombrar ni a Santiago Merlo, su presidente, ni al evento, ni hostigar en redes, ni comunicarse con él, ni acercarse ni a través de medios electrónicos ni tampoco, por supuesto, físicamente”.
Sin embargo, luego de esta presentación judicial, siguieron persiguiendo pero con otros mecanismos: “Como el pastor denunciado no podía hablar, habló el Consejo Pastoral, conjunto de organizaciones de iglesias de Cita con la Vida. Este espacio denuncia que la jueza le había puesto un bozal legal y lo replican un montón de medios que son la misma gente con distinto nombre, básicamente, la red de educadores Córdoba que son las escuelas de Cita con la Vida”.
Al respecto, desde La Casita reafirman que “no es libertad de expresión, no es libertad de culto; es violencia de género hacia la población históricamente más vulnerada: el colectivo trans, particularmente niñeces y adolescencias. No es ´bozal legal´, es una medida de cese al hostigamiento a través de las cautelares dispuestas por la jueza que entiende en la causa y que está recibiendo presiones”.
Por su parte, la abogada cuenta que la estrategia judicial “es una medida de resguardo ante un posible hecho de violencia de género. Efectivamente, la jueza lo ve como un caso sospechoso de violencia de género porque realmente es un ataque, un hostigamiento en redes, un discurso de odio basado en una cuestión de género: el discurso de odio no es algo subjetivo, pasa el umbral Rabat, que es el umbral que estableció la ONU para controlar los discursos y ver si están amparados por la libertad de expresión o si son discursos de odio”. Y agrega: “Cuando realizamos la denuncia, vimos que habían publicado dos fotos de niños reales que participan en La Casita y el “no al Congreso” publicando el logo, exponiendo el número del presidente de la asociación. Esta es una acción más grave aún porque expone la imagen de menores sin autorización. Así que fuimos a la Unidad Contravencional de Género y logramos finalmente que se retiraran las imágenes».
Respecto al avance de estos grupos conservadores, la abogada reflexiona: “Cuando se logra hacer un Congreso y buscar un montón de profesionales que van a debatir se quiere boicotear la posibilidad del progreso científico para acompañar a esos niños y sus adolescencias. Es también silenciarlos a ellos porque iban a tener su espacio”.
También deja en claro un aspecto que es característico de estos grupos y es “la obsesión, el morbo con la genitalidad y la corporalidad de las identidades trans, piensan que solo es un cuerpo que se armoniza y se amputa. No lo ven como un ser humano, sostienen un discurso que deshumaniza. No solo patologiza sino que deshumaniza y quiere de nuevo dejar en los márgenes”.
En el comunicado, la asociación destaca los logros históricos que en materia de derechos humanos se han conquistado y tienen jerarquía de ley: “Nuestro país ha sido referente mundial en el reconocimiento y protección de las diversidades a través de leyes pioneras como la Ley de Identidad de Género N° 26.743 y la Ley de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes N° 26.061”. A pesar de ello, denuncian que “hoy asistimos a un retroceso inadmisible, impulsado por discursos de odio que buscan volver a instalar el miedo y la censura, con consecuencias reales en nuestras vidas”.

Consecuencias en la salud mental
La Lic. Mónica Pazo, psicologa y sexologa con perspectiva de género y diversidad funcional, alerta sobre los efectos directos que este hostigamiento continuo genera en las infancias y adolescencias y su entorno: “Se está instalando mucho miedo e incertidumbre, tanto en ellas y ellos como en sus familias. Las agresiones hacia el colectivo de la diversidad son en diferentes aspectos, existe mucha incertidumbre sobre el comenzar y sostener los tratamientos que niñeces y adolescencias necesitan para poder disfrutar de expresar su identidad de género como ven y observan que otras personas lo están llevando a cabo. Las y los profesionales que trabajamos con niñeces y adolescencias sabemos cómo impacta negativamente sobre su salud mental, no poder desplegar su identidad de género en contextos que no son favorables, por ejemplo cuando la familia, la escuela, el club no acepta la identidad y esto genera muchas consecuencias en las conductas y estados de ánimo de las personas que se ven con esta imposibilidad”.
La licenciada, además, deja en claro que “si no hay políticas públicas que acompañen estos crecimientos desde el respeto por la identidad, se vuelve más complejo intervenir desde lo profesional porque quedamos limitados”.En relación a las denuncias desplegadas por estos grupos, afirma que “han logrado generar miedo en la sociedad y en los mismos núcleos obstaculizando los procesos de las personas que necesitan de intervenciones del equipo de salud para expresar y manifestar individualmente y en socialmente su identidad”.
En esta línea, desde la asociación reafirman la convicción que desde hace años mantienen muchos sectores comprometidos con las infancias y sus diversidades: “Las niñeces y adolescencias trans existieron, existen y seguirán existiendo. Sus procesos son tan legítimos como los de cualquier otra persona. No están soles. Existe una red inmensa de amor, respeto y acompañamiento conformada por sus familias, sus referentes trans adultes, amistades, espacios educativos, de recreación y de salud comprometidos con garantizar el acceso pleno a sus derechos. Las infancias y juventudes trans merecen crecer libres, respetadas y amadas. Su existencia no se debate: se acompaña, se celebra y se defiende”.
Imágenes: gentileza de La Casita Trans


